Estudio confirma que el cerebro de los gatos es más pequeño que antes

Estudio confirma que el cerebro de los gatos es más pequeño que antes
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La selección natural para la domesticación habría llevado a la producción de menos células de la cresta neural, vinculadas a la excitabilidad y el miedo, lo que contribuyó a reducir el tamaño del cráneo y el cerebro.

Aunque las conclusiones del estudio con gatos no son completamente nuevas, actualizan investigaciones que tienen décadas de antigüedad en algunos casos.
Aunque las conclusiones del estudio con gatos no son completamente nuevas, actualizan investigaciones que tienen décadas de antigüedad en algunos casos.

Los cerebros de los gatos se han reducido considerablemente desde que los humanos empezaron a domesticarlos hace 10.000 años, según un nuevo estudio publicado en la revista Royal Society Open Science que arroja más luz sobre cómo se adaptan los animales cuando empiezan a ser mantenidos regularmente por seres humanos.

Para llegar a sus conclusiones, los investigadores midieron y compararon la capacidad craneal (un indicador del tamaño del cerebro) de varios tipos de gatos domésticos (Felis catus) comparándolos con sus antepasados africanos (Felis lybica) y europeos (Felis silvestris).

En los felinos domésticos, los investigadores afirman que la selección natural para la domesticación condujo a la producción de menos células de la cresta neural, vinculadas a la excitabilidad y el miedo, lo que contribuyó a reducir el tamaño del cráneo y el cerebro.

«Nuestros datos indican que los gatos domésticos tienen volúmenes craneales más pequeños en relación con los gatos salvajes europeos y los ancestros salvajes de los gatos domésticos, los gatos salvajes africanos, lo que verifica resultados anteriores», explican los investigadores.

Problemas metodológicos en estudios anteriores
Estudios anteriores han demostrado que la reducción del tamaño del cerebro es una característica clave de las especies de mamíferos domesticados, en comparación con los individuos salvajes, como se ha observado en perros, ovejas y conejos. Por ese motivo, los investigadores querían averiguar si esto ocurría también con los gatos domésticos.

Durante el estudio, se dieron cuenta que gran parte de las investigaciones anteriores habían quedado obsoletas y, en algunos casos, se habían basado en representaciones inexactas de la ascendencia de un determinado animal. Por ello, decidieron empezar desde cero.

«Gran parte de la bibliografía que compara a los animales salvajes con los domésticos es de difícil acceso o puede tener problemas metodológicos», dijo Raffaela Lesch, de la Universidad de Viena.

«Tenemos que esforzarnos en replicar los hallazgos antiguos para hacer avanzar el campo de la investigación sobre la domesticación y ver si las hipótesis, como la de la cresta neural/síndrome de domesticación de Wilkins y sus colegas, están construidas sobre una base sólida», agregó.

Los científicos evaluaron el tamaño del cráneo de los gatos domésticos (Felis catus) y lo compararon con el de los gatos salvajes europeos (Felis silvestris) y africanos (Felis lybica) (foto).
Los científicos evaluaron el tamaño del cráneo de los gatos domésticos («Felis catus») y lo compararon con el de los gatos salvajes europeos («Felis silvestris») y africanos («Felis lybica») (foto).

¿Menor tamaño del paladar?
Por ejemplo, investigaciones anteriores habían sugerido que, a medida que los gatos se domesticaban y se enfrentaban a menos amenazas, sus hocicos deberían haberse acortado. Pero no parece ser el caso. Los investigadores, que también midieron el tamaño del paladar en todos los gatos que estudiaron, no encontraron grandes diferencias entre los grupos.

Una sugerencia con la que los autores del estudio tampoco mostraron estar de acuerdo es la afirmación de que los gatos están actualmente solo «semidomesticados» en comparación con, por ejemplo, los perros, una opinión que sugiere que los gatos eligen estar con los humanos y no al revés, como detalla el medio científico Science Alert.

Así, el estudio señala que los gatos han demostrado su utilidad en el pasado, en las granjas y en los barcos, y que su vínculo con las personas es algo más que la simple búsqueda de una fuente de alimento fácil.

Datos frescos para interpretar
Aunque las conclusiones del estudio no son completamente nuevas, actualizan investigaciones que tienen décadas de antigüedad en algunos casos, lo que da a los científicos que trabajan en las teorías de la domesticación algunos datos frescos para interpretar.

«Debemos reconocer siempre que estamos comparando una población actual (o reciente) de animales salvajes con la forma doméstica, y no la verdadera población ancestral», explican los científicos.

«Esto siempre será un factor de confusión, ya que rara vez tenemos acceso a la población antigua que produjo nuestros animales domésticos (aunque el ADN antiguo puede mejorar parcialmente este problema para las comparaciones genéticas)», añadieron.

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