En los últimos meses, se ha observado un alarmante aumento de casos de migrantes que son víctimas de violencia sexual en la selva del Darién. Ana María Cerón, responsable de Asuntos Humanitarios de la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF), ha estado en Metetí, un corregimiento panameño que recibe diariamente a miles de migrantes que se aventuran a cruzar esta peligrosa región. Durante su tiempo allí, Cerón y su equipo han atendido a varios supervivientes de violencia sexual, incluyendo a una mujer venezolana que viajaba sola y en precarias condiciones.
Esta mujer, que carecía de los recursos necesarios para continuar su ruta hacia la frontera con Estados Unidos, estaba desesperada y vulnerable, sin siquiera tener un lugar adecuado para pasar la noche. Temía por su seguridad y la posibilidad de sufrir más agresiones sexuales. Afortunadamente, Cerón pudo encontrarle alojamiento en una pequeña casa compartida con otros migrantes. Sin embargo, esta historia es solo un ejemplo de la tragedia que muchas migrantes experimentan a lo largo de un recorrido que puede durar meses.
Según los datos proporcionados por MSF, en lo que va de 2023, los casos de violencia sexual contra mujeres migrantes han aumentado significativamente. Durante todo el año 2022, la ONG atendió a 172 víctimas, mientras que en los primeros siete meses de este año ya han registrado 174 casos, aunque es importante señalar que estos números podrían ser considerablemente más altos debido al subregistro de este tipo de incidentes. Las sobrevivientes a menudo tienen miedo de ser juzgadas por lo que han vivido y cargan con sentimientos de culpa, lo que dificulta que denuncien los abusos.
Además de enfrentar prejuicios, las víctimas se resisten a denunciar debido a las amenazas recibidas por parte de los agresores, que pueden ser desde coyotes (personas que cobran a los migrantes por ayudarles a cruzarla selva).
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