«Delitos de odio», el costo de un chiste político en redes sociales en Venezuela

«Delitos de odio», el costo de un chiste político en redes sociales en Venezuela
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La legislación, por la que imputan a Olga Mata, de 72 años de edad, establece castigos de hasta 20 años de cárcel por instigación al odio en un país con pena máxima de 30 años

«La arepa viuda» y Nicolás Maduro: una broma en redes sociales sobre la muerte del presidente de Venezuela llevó a una acusación por «delitos de odio» contra una mujer de 72 años de edad, situación que según organizaciones defensoras de la libertad de expresión se hace común.

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Olga Mata publicó un video en TikTok en el que vendía arepas (plato típico en el país) con nombres vinculados a personalidades como la esposa de Maduro, Cilia Flores, o el fiscal general Tarek William Saab.

«Tengo la viuda (como se le llama popularmente a una arepa sin relleno), que es la Cilia Flores», dijo la mujer en el video. «Esa todavía no está viuda», le responden fuera de cámara. «Bueno… pero eso es lo que todos deseamos», concluyó.

El jueves, Saab anunció en Twitter una orden de arresto por «promoción de odio» contra Mata y la detención de su hijo Florencio Gil: «Instigaban al asesinato de personalidades públicas».

Olga Mata se disculpa

La ONG de libertad de expresión Espacio Público rechaza la aplicación en este y otros casos de la Ley contra el Odio, dictada en 2017 por la oficialista Asamblea Constituyente, que tomó las atribuciones del Parlamento cuando era controlado por la oposición. La legislación establece castigos de hasta 20 años de cárcel por instigación al odio en un país con pena máxima de 30 años.

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El lunes, Saab informó que la mujer había sido imputada, recibiendo «medidas cautelares», excarcelación con orden de presentarse en tribunales cada 30 días, y divulgó un video en el que ella pedía perdón por incitar al magnicidio.

«La señora, que mediante su red social, llamó a matar al presidente (…) pidió públicamente disculpas», expresó el fiscal.

Su hijo quedó libre de cargos, informaron fuentes judiciales.

«La norma no está para decir si un chiste es de buen gusto o de mal gusto», dijo a la AFP Carlos Correa, director de Espacio Público.

Otros casos por delitos de odio

El 31 de marzo de 2021, a la periodista Milagros Mata y al poeta Juan Muñoz los arrestaron en el estado Anzoátegui por «instigación al odio» tras publicar en Facebook «Boda Mortal», texto satírico sobre una lujosa fiesta de matrimonio en plena pandemia de covid-19, a la que asistió Saab.

Ambos fueron liberados un día después con régimen de presentación en tribunales. «Es una manera de hacernos sentir prisioneros, aunque no estemos en un calabozo», dijo Mata, después de su excarcelación, al portal La Gran Aldea.

Dos bomberos, Ricardo Prieto y Carlos Varón, permanecieron detenidos por 48 días en 2018 por un video viral en el que paseaban por su estación, en el estado Mérida, a un burro al que llamaban «presidente Maduro».

Hoy siguen presentándose en tribunales.

«La definición de los delitos es vaga e imprecisa y las sanciones, desproporcionadas», dijo Correa al cuestionar la Ley contra el Odio, usada en 17 casos penales en 2021 según Espacio Público.

«Te lleva a inhibirte no solo de hacer un chiste, sino de hablar de asuntos de interés público como una denuncia de corrupción», indicó Correa.

«Las dictaduras no tienen humor»
Un informe de esa ONG, de hecho, identifica como «principales víctimas» a trabajadores públicos y personal de salud por publicaciones en WhatsApp, Twitter u otras plataformas.

Venezuela, con larga tradición humorística, ha visto desaparecer espacios de humor político en la televisión y la prensa.

La televisión estatal transmite los cortos animados de propaganda Superbigote, personaje que representa a Maduro como un victorioso superhéroe enfrentado a la Casa Blanca y líderes opositores.

Ya el silencio había empezado a imponerse antes de la Ley contra el Odio, recordaron a la AFP Rayma Suprami y Eduardo «Edo» Sanabria, caricaturistas venezolanos que viven en Estados Unidos.

Una caricatura con la firma de Hugo Chávez en un electrocardiograma plano, sátira por la crisis de salud, llevó al despido a Rayma del diario El Universal, donde trabajó 19 años.

«Las dictaduras no tienen humor, no pueden congeniar con el humor y lo que representa, el reflejo de lo que piensa la gente común», comentó Rayma a la AFP. «Se me acusó de incitar al odio, al asesinato y al terrorismo», rememoró sobre señalamientos contra ella por varias caricaturas.

«No te puedes burlar del poder», expresó Edo. «Si les provoca meter preso a alguien, lo van a hacer».

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