La crisis en la educación se magnificó tras la pandemia del covid-19. Situación que llevó a muchos padres a optar por enviar a sus hijos a clases particulares, una alternativa que muchos no pueden costear.
El deterioro de la educación pública en Venezuela lo sufren niños y adolescentes, escuelas con la pintura caída, cifras alarmantes de déficit de profesores, aunado a una secuela de bajos salarios y la migración, reseña Infobae/AFP.
Como ese es el caso de Martha Guevara, quien dicta tutorías a niños y adolescentes. Llevando la mitad de sus 51 años enseñando Física, matemática y química en escuelas de Montalbán, estado de Carabobo.
Con 33.000 habitantes, y luego del confinamiento por la pandemia comenzó a recibir llamadas de padres que no encontraban cómo educar a sus hijos. Ahora atiende a 12 estudiantes en su casa a 2 dólares la hora, a pesar de que no todos pueden pagar.
Reseña AFP que algunos les dejan pollo, otros torta, con el fin de dejar a los niños en su casa, realizando tareas dirigidas, que ahora toman un lugar importante en la educación formal, en especial con la pandemia.
“Ella, por lo menos, a veces me da pollo”, dice señalando a una vecina que la visita en su casa. “Una señora hace torta y entonces me dice: te voy a dejar una torta para que me veas el niño dos veces”.
Aunque el gobierno ordenó clases virtuales con la pandemia del covid-19, una gran cantidad de alumnos de bajos recursos quedaron prácticamente excluidos por no tener internet, ni dispositivos para conectarse. Además, en varias regiones son frecuentes los cortes eléctricos.
Tras un año cerradas, las escuelas abrieron, pero las tareas dirigidas continúan siendo una alternativa ante una decadencia del sistema público que el gobierno no reconoce.
Sin embargo, Nicolás Maduro ordenó a finales del mes de junio que los militares reparen los planteles.
A pesar de esto y aunque no haya un censo, “alrededor de un 30% de los niños en edad escolar, entre 6 y 16 años, están acudiendo” a estos centros alternativos, asegura Antonio Canova, director de la ONG Un Estado de Derecho, basado en un estudio hecho en Montalbán y la gigantesca barriada de Petare en Caracas.
Cabe destacar que con las tutorías que las maestras imparten. Complementan el salario de alrededor de 90 dólares que cobran por el Estado, casi tres sueldos mínimos.
Martha, que acude a juegos y trucos para hacer más amena la enseñanza. Lamenta que colegas ganen más trabajando en una panadería, que como maestros, reseñó AFP/Infobae.
Algunos venden comida por encargo o trabajan como taxistas para cubrir la canasta básica, cercana a los 500 dólares.
