Jhoan Bastidas, un joven marabino de 25 años, pasó 16 días recluido en la base naval de Guantánamo, Cuba, tras ser deportado bajo la política migratoria del expresidente Donald Trump. Su detención se dio en el marco de las deportaciones masivas de venezolanos acusados de estar vinculados con el Tren de Aragua, una organización criminal transnacional.
Durante su estadía en la base, Bastidas estuvo encerrado en una celda de 7×13 pies, vigilado constantemente por cámaras y sin acceso a libros ni distracciones. «Todo el día encerrado en un cuartito (…) mirando las paredes», relató en una entrevista desde Maracaibo, donde intenta reconstruir su vida.
Bastidas es uno de los aproximadamente 350 venezolanos deportados recientemente, de los cuales unos 180 pasaron hasta 16 días en Guantánamo antes de ser trasladados a Honduras y luego a Venezuela.
El viaje que terminó en detención
El joven había emigrado primero a Perú y Colombia, pero decidió intentar llegar a Estados Unidos en noviembre de 2023, financiado por su hermano, con la promesa de un empleo en Utah. Sin embargo, tras entregarse en la frontera con México, fue detenido en El Paso, Texas, y posteriormente trasladado sin previo aviso a la base estadounidense en Cuba.
Al llegar a Guantánamo, no sabía dónde estaba hasta leer el nombre en el suelo. En su celda, sin referencias horarias, solo veía el sol cada tres días durante una hora. “Nosotros decíamos que el que nos va a sacar es Diosito porque no veíamos otras soluciones”, recordó sobre su tiempo de encierro.
Denuncias de maltratos y detenciones arbitrarias
La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) ha denunciado maltratos a los detenidos en Guantánamo, incluyendo intentos de suicidio por parte de algunos migrantes. Además, un juez federal emitió una orden para frenar estas deportaciones, pero la administración de Trump continuó con los traslados, enviando incluso a cientos de migrantes a una prisión de máxima seguridad en El Salvador.
Bastidas cree que fue identificado erróneamente como pandillero por sus tatuajes. Su padre mostró sus dos estrellas negras de ocho puntas en el pecho como posible motivo de la confusión.
Un intento de volver a empezar
Luego de su liberación y deportación, Bastidas pasó dos semanas descansando antes de empezar a trabajar en un puesto de perros calientes en Maracaibo, tratando de rehacer su vida en una ciudad golpeada por la crisis económica y el éxodo masivo.
A pesar de todo, mantiene su fe intacta. “Yo veo como medio una prueba que me puso el Señor, Él me tiene otro propósito”, expresó con esperanza.
🔴 ¿Qué opinas sobre las detenciones y deportaciones de migrantes venezolanos en EE.UU.? Déjanos tu comentario.
Discover more from
Subscribe to get the latest posts sent to your email.