Después de tres años de crecimiento moderado, Venezuela ha vuelto a encender las alarmas en materia económica. La declaración de “emergencia económica” por parte del presidente Nicolás Maduro a inicios de abril refleja la gravedad de una situación que amenaza con retroceder los tímidos avances de los últimos años.
El escenario actual se ve marcado por cuatro factores que, según economistas y analistas, están empujando nuevamente al país hacia una crisis: la salida de petroleras extranjeras, la acelerada devaluación del bolívar, las sanciones secundarias impuestas por Estados Unidos y la caída del precio del petróleo.
Salida de petroleras extranjeras
La decisión del gobierno estadounidense de revocar las licencias que permitían a compañías como Chevron, Repsol, Eni, Shell y BP operar en Venezuela ha tenido un efecto inmediato. Aunque estas empresas aún no han cesado completamente sus operaciones —Chevron tiene plazo hasta el 27 de mayo—, el mercado cambiario ya muestra signos de colapso.
Según la consultora Ecoanalítica, cerca del 85% de los ingresos en divisas del país provienen del petróleo, y Chevron por sí sola representa el 30% de los dólares que circulan para financiar importaciones en el sector privado.
La salida de estas empresas no solo implica la pérdida de inversión extranjera, sino también la reducción del acceso a insumos esenciales, como los diluyentes necesarios para procesar el crudo extrapesado venezolano.
Devaluación acelerada del bolívar
Durante el primer trimestre de 2025, el bolívar se ha devaluado un 24,6% frente al dólar en el mercado oficial, una cifra que se acerca peligrosamente al total del 30,9% registrado en todo 2024. En el mercado paralelo, la cotización de la divisa estadounidense ha superado los 100 bolívares, casi el doble de la tasa oficial.
Economistas advierten que el país no cuenta con las reservas necesarias para hacer frente a esta situación. Aunque el Banco Central reporta reservas de US$10.000 millones, más de la mitad provienen del FMI, que no reconoce al gobierno de Maduro, lo que deja al país sin herramientas efectivas para contener la inestabilidad cambiaria.
Sanciones secundarias de Estados Unidos
El presidente Donald Trump ha impuesto nuevas medidas que complican aún más el panorama. A partir del 2 de abril, cualquier país que compre petróleo o gas a Venezuela deberá pagar un arancel del 25% sobre sus exportaciones hacia EE.UU., lo que ha generado temor en mercados clave como China, India y España.
Expertos consideran que esta medida reducirá aún más los ingresos petroleros del país, obligando a ofrecer su crudo con grandes descuentos o incluso a perder clientes estratégicos.
Caída del precio del petróleo
Para agravar el contexto, los precios internacionales del crudo han experimentado una caída abrupta. A inicios de abril, el barril de Brent descendió más de un 20%, y aunque ha repuntado levemente hasta los US$66, se prevé que el precio promedio para el resto del año sea de US$63, según proyecciones de Goldman Sachs.
Este desplome afecta especialmente a países como Venezuela, cuya economía depende en gran medida de la exportación petrolera. La combinación de menores precios, sanciones y la salida de compañías extranjeras augura un 2025 especialmente difícil.
Panorama incierto
Economistas coinciden en que la situación actual es una “tormenta perfecta” generada por la confluencia de factores estructurales y coyunturales. La falta de un programa económico sólido, la ausencia de reformas de fondo y la inestabilidad política tras las controvertidas elecciones presidenciales de 2024 agravan un escenario ya de por sí complejo.
Mientras el gobierno apela a una narrativa de resistencia frente a las sanciones, analistas sostienen que sin estabilidad política y una estrategia económica coherente será difícil evitar una nueva recaída profunda.
¿Qué opinas tú sobre el rumbo económico de Venezuela? Te invitamos a dejar tu comentario.
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