«El béisbol en Venezuela: pasión que cuesta más que una quincena»

La temporada 2024-2025 de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP) ha arrancado con fuerza, pero no solo en el terreno de juego. Asistir a un partido en el estadio Monumental «Simón Bolívar», la nueva casa de los Leones del Caracas, podría dejar a más de un fanático ponchado… pero en la billetera.

Para una familia promedio, disfrutar del pasatiempo nacional puede costar unos 300 dólares, o lo que sería 2,3 sueldos mínimos mensuales. ¡Nada mal para un país donde ganar ese salario ya es una hazaña épica! Y, ojo, ese monto no incluye lujos. No estamos hablando de alquilar un palco o entrar en la alineación del equipo, simplemente cuatro asientos, algo de comida y, claro, un par de cervezas para calmar los nervios durante las nueve entradas.

Hablando de comida, los precios en el estadio son dignos de un home run… pero para los vendedores. Una parrilla mixta por 10 dólares, hamburguesas casi a 8, y si quieres un shawarma, mejor lleva al bullpen porque te puede salir en 10 dólares. Ni hablar de las pizzas que, dependiendo del tamaño, parecen cotizarse al ritmo de un lanzador estrella: entre 10 y 20 dólares. Eso sí, ¡al menos la malta cuesta solo 1 dólar! Un detalle que hará sentir millonario a cualquiera en comparación con el agua a 2 dólares o los refrescos al mismo precio.

Y por si fuera poco, ¿quieres salir uniformado como un verdadero fanático? Pues saca la chequera, porque una simple camiseta del equipo te costará mínimo 50 dólares. Si te atreves a querer la edición especial City Connect, tendrás que desembolsar unos 90 dólares, mientras que una gorra del equipo ronda los 50. Con esos precios, más de uno pensará que es mejor quedarse en casa y jugar béisbol en la consola.

Pero bueno, a pesar de que el sueldo de un fanático venezolano promedio parece más una broma que una realidad, la pasión por el béisbol sigue siendo tan fuerte que, de alguna manera, se las arreglan para estar presentes. Eso sí, cada visita al estadio es como un triple play: emoción, adrenalina y… vacío en el bolsillo.