En la Plazoleta de la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, a las 6:48 p.m., resonó el grito de «¡Que viva la Virgen!», marcando el inicio de la tradicional bajada de la Patrona del Zulia. La Virgen descendió entre un despliegue de luces y el brillo de un manto especial, inspirado en el Santísimo Sacramento, diseñado en encaje rose gold, adornado con perlas y cristales, en una ofrenda de la familia Santana Rodríguez y el diseñador Rafael Tapia.
Los gaiteros, como es tradición, amenizaron el evento dedicando su música al recordado poeta y compositor Renato Aguirre. La ceremonia se convirtió en un momento de oración y fe en el que los devotos clamaron por paz en Venezuela y el mundo, guiados por el padre Jesús Colina y monseñor Enrique Pérez Lavado, obispo de Maturín, quien presidió la eucaristía previa.
A las 7:53 p.m., la Virgen, adornada entre una lluvia de pétalos y fuegos artificiales, llegó al pórtico del santuario, donde fue colocada sobre el altar para iniciar su procesión. Engalanada con lirios, rosas y otras flores exóticas en tonos cálidos, la reliquia recorrió el casco central de Maracaibo, portando un manto blanco con miles de cristales que representa la protección de la Virgen sobre el mundo.
El domingo 27 de octubre, la Patrona del Zulia será llevada en procesión por los pueblos del agua, partiendo desde el malecón de Maracaibo.
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