Necesitamos un presidente no un payaso o cómico que quiera gobernar, por Ángel Monagas

Necesitamos un presidente no un payaso o cómico que quiera gobernar, por Ángel Monagas
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Comprendí algo que quizá muchos saben. Los valores, la vocación, se hereda y si no, hay que ayudar a hacerlo.

Bien lo dice la biblia, en el libro de Lucas: «De la abundancia del corazón habla la boca».

No hay que hacer postgrados, o postdoctorados para gobernar, sino tener vocación, sensibilidad, empatía con la gente. La simple vocación intelectual merece ser ejercida en las universidades. No es un desprecio hacía la formación, sino un punto de reflexión y de respeto.

De hecho, si revisamos los casos regionales, Manuel Rosales, muy criticado por varios sectores de la oposición, no de gratis, ha sido considerado el mejor gobernador de la entidad electoral más grande del país e igualmente como alcalde. No tiene formación universitaria. Sí la capacidad para detectar los valores y ejercer el liderazgo suficiente para emprender los cambios.

El ejemplo de Renny Ottolina digno de elogio. Sin título, quién duda del papel que jugó en la comunicación, en el periodismo mismo.

El pueblo debe aprender por la gnoseología del error.

Estamos en Venezuela, no en Europa.

La experiencia hace la diferencia
Hay muchos buenos candidatos en Venezuela. María Corina por ejemplo, por su constancia, por su coherencia. Rosales por su experiencia, por su capacidad de levantar un estado, la región más poderosa de Venezuela, que fue destruida. Cesar Pérez Vivas, por su formación y su intachable hoja de servicios. El propio Capriles no fue malo ejerciendo el gobierno local y regional.

Hay otros.

Se les podrá criticar por motivos políticos, estamos hablando de capacidad y gestión. No se dejen confundir. Piensen más con la razón que con el corazón.

En mi experiencia docente en el Ifedec y en la universidad, aprendí perfectamente los planos de ciertos campos.

La política véase como una ciencia, un arte o una técnica, tiene como la sociología, un plano terrenal, aquí y ahora.

La religión se basa en lo que hagamos aquí pensando en lo que seremos en el más allá.

Churchill, el gran padre del triunfo en la Segunda Guerra Mundial, perdió su reelección luego de la guerra.

El pueblo inglés muy sabio, consideró que no era el hombre para construir, sino para enfrentar a Hitler. Lo hizo. Y luego de perder, Churchill regresó y triunfó.

En 1998 no debió ganar Chávez. El pueblo agobiado por lo que creía muy malo, eligió lo peor. Una persona que se había destacado como «bufón» de «rancho» (término militar) y por representar algo distinto, la gente buscando cambiar, votó por su opción.

Dijeron muchos, salgamos primero de CAP. Sucedió lo contrario.

Los venezolanos, debemos hacernos parte de este ejercicio. ¿Qué o quién necesitamos para reconstruir el país después de 23 años de desastres?

He allí el dilema.

Necesitamos un presidente, no un payaso, un cómico que nos haga reír. Ejemplos buenos y malos hay.

No me hablen únicamente del presidente Ucrania. Incluyan lo que pasó en Guatemala y cómo fue su desenlace.

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