Caracas, miércoles – En una tarde apocalíptica, una tormenta de proporciones épicas azotó la capital venezolana, sembrando destrucción y pánico a su paso. Usuarios de las redes sociales están convencidos de que el fenómeno climático está directamente relacionado con el temido «Cordonazo de San Francisco».
Las intensas precipitaciones, que también estuvieron acompañadas por truenos ensordecedores y violentas ráfagas de viento, dejaron a la Gran Caracas paralizada, mientras calles y avenidas principales se convirtieron en ríos impetuosos.
Reportes desgarradores llegaron a través de las redes sociales, destacando las zonas más afectadas por la furia de las lluvias. Entre estos lugares se encontraban la avenida Páez de El Paraíso, La Yaguara, la parroquia El Recreo, la avenida Andrés Bello, y Bello Monte, solo por mencionar algunas.
La parroquia La Vega fue escenario de un desastre aún mayor, ya que el desarenador de Los Cangilones se desbordó, arrastrando consigo vehículos y afectando gravemente las viviendas de sus residentes.
Los ciudadanos, asustados y conmovidos, están seguros de que este fenómeno es el tan temido «Cordonazo de San Francisco», una leyenda ligada a la festividad de San Francisco de Asís, que ocurre cada 4 de octubre. Según la tradición, se dice que San Francisco castiga a aquellos que se comportan mal en el mundo haciendo llover truenos y relámpagos.
Sin embargo, los expertos del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inameh) aclararon que, desde el punto de vista meteorológico, este día coincide con la temporada lluviosa en Venezuela. Aunque los críticos debaten sobre la conexión entre ambos fenómenos, no se puede negar el impacto devastador que las lluvias han tenido en la ciudad.
Caracas se recupera lentamente de esta tragedia natural, pero la incertidumbre sigue en el aire. ¿Será realmente el «Cordonazo de San Francisco» el responsable de esta catástrofe o simplemente una coincidencia infeliz en medio de la temporada de lluvias? Solo el tiempo lo dirá. Por ahora, los caraqueños rezan para que la calma regrese a su amada ciudad y para que los estragos sean mínimos en el futuro.
