Los transportistas venezolanos están enfrentando una situación crítica debido al aumento insuficiente del pasaje. Voceros del sector aseguran que la tarifa actual no logra cubrir los gastos operativos y el mantenimiento adecuado de las unidades. Ante esta realidad, no descartan presionar al gobierno para solicitar un nuevo ajuste en las tarifas.
Según cálculos realizados por los transportistas, los gastos operativos oscilan entre los 200 y 600 dólares mensuales. Sin embargo, el aumento reciente que elevó el pasaje de siete a 10 bolívares hace dos semanas, no ha logrado mitigar la situación financiera del sector. El constante aumento de la inflación ha disminuido el poder adquisitivo de los transportistas, dificultando su subsistencia.
El pasaje de 10 bolívares, que inicialmente equivalía a 0,30 centavos de dólar al momento de su implementación, ha visto una depreciación considerable debido a la inflación. Actualmente, representa solo $0,28 según la tasa del Banco Central de Venezuela (BCV) del 4 de octubre. Esto agudiza aún más la crisis financiera de los transportistas.
En un intento por hacer frente a esta situación insostenible, los transportistas proponen que el costo del pasaje se ajuste a 0,50 centavos de dólar. Han planteado medidas como indexar el pasaje al dólar o al petro, así como otorgar un bono a los trabajadores para compensar los gastos. Sin embargo, hasta el momento, el gobierno ha hecho caso omiso a estas propuestas.
La precaria situación económica también afecta a los usuarios, quienes cada vez encuentran más difícil costear los viajes debido a la falta de incrementos salariales desde marzo de 2022. Actualmente, sus ingresos apenas alcanzan los $3,8, lo que dificulta aún más el acceso al transporte público.
José Luis Trocel, secretario general del Comando Intergremial de Transporte, advierte que la tarifa desfasada tiene consecuencias negativas en toda la cadena de servicio. Esto afecta a conductores, colectores, mecánicos y dueños de las unidades. Además, señala que la economía del país también se ve perjudicada por esta situación.
Ante esta realidad, el sector transportista evalúa ejercer presión sobre el gobierno para solicitar un nuevo ajuste del pasaje en el próximo mes. Aunque el Ejecutivo se había comprometido a evaluar las tarifas cada tres meses, las constantes demoras y falta de respuestas han generado incertidumbre y dificultades para los transportistas.
El deterioro del parque automotor agrava aún más la situación del sistema de transporte venezolano. Muchas unidades tienen más de 25 años de servicio, lo que aumenta los costos de mantenimiento y las frecuentes averías.
En medio de esta difícil realidad, los transportistas no descartan tomar acciones para salvaguardar su sustento y garantizar un servicio eficiente para los ciudadanos. La falta de respuestas por parte del gobierno y la imposibilidad de subsidiar los servicios comprometen el futuro del transporte público en el país.
¡La lucha de los transportistas venezolanos por una tarifa justa y sostenible continúa!
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