El gobierno de Donald Trump acusó formalmente a la Universidad de Columbia de discriminar a sus estudiantes judíos al ignorar, según sus palabras, un ambiente hostil y sostenido en el campus. El Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) determinó que la institución violó el Título VI de la Ley de Derechos Civiles, al no proteger a sus alumnos de ascendencia judía o israelí de acoso relacionado con su identidad.
Según el comunicado oficial, Columbia mostró “indiferencia deliberada” ante una situación que ha durado cerca de 20 meses y que, de acuerdo con la investigación, afecta el bienestar, la seguridad y la experiencia educativa de los estudiantes judíos.
Protestas propalestinas y recortes millonarios
La denuncia ocurre tras una ola de protestas propalestinas que tomaron fuerza en el campus durante la primavera pasada. Manifestantes exigían a la universidad romper vínculos institucionales con Israel, y durante estos eventos, algunos estudiantes y profesores judíos denunciaron acoso y exclusión por sus creencias religiosas o su apoyo al Estado israelí.
En respuesta a su manejo de las manifestaciones, Columbia ya enfrentaba recortes de fondos federales por unos 400 millones de dólares. Mientras tanto, los activistas niegan que sus protestas sean antisemitas y aseguran que están dirigidas contra las políticas del gobierno israelí, no contra la fe judía.
Columbia responde y busca acuerdo
Desde la universidad se emitió una respuesta oficial en la que aseguran estar comprometidos con la lucha contra el antisemitismo y toda forma de acoso. Un portavoz indicó que están en negociaciones con el gobierno para atender las preocupaciones, calificando el proceso como parte de un “diálogo constructivo”.
La investigación del HHS incluyó entrevistas con testigos, análisis de reportes periodísticos y otras fuentes, aunque no se han publicado todos los detalles del caso.
Harvard también bajo la lupa
El caso de Columbia no es aislado. Horas antes, el Departamento de Seguridad Nacional anunció que la Universidad de Harvard perdería su capacidad para inscribir estudiantes internacionales, marcando una nueva fase de confrontación entre el gobierno federal y las universidades más prestigiosas del país.
Estas medidas se enmarcan en una ofensiva más amplia de la administración Trump contra lo que considera entornos universitarios hostiles, descontrolados o políticamente sesgados. Críticos aseguran que esta política amenaza la libertad académica y de expresión, además de agravar tensiones raciales y religiosas dentro de los campus.
¿Antisemitismo o libertad de protesta?
La polémica sigue creciendo. Algunos sectores celebran que se proteja a los estudiantes judíos, mientras otros ven estas acciones como un intento de criminalizar la crítica a Israel y frenar los movimientos estudiantiles.
Durante una reciente graduación, la presidenta interina de Columbia, Claire Shipman, fue interrumpida por cánticos de “Palestina libre”, reflejando el grado de polarización que atraviesa la universidad.
💬 ¿Crees que las protestas en universidades como Columbia cruzan la línea del antisemitismo o son una forma legítima de expresión política? Déjanos tu opinión en los comentarios.