Más de 100 funcionarios del Consejo de Seguridad Nacional (NSC, por sus siglas en inglés) de la Casa Blanca fueron puestos en licencia administrativa este viernes 23 de mayo, en una jugada sorpresiva encabezada por el nuevo asesor de seguridad nacional interino y secretario de Estado, Marco Rubio.
La reestructuración, que ya se venía gestando desde hace semanas, marca una nueva etapa en el equipo responsable de coordinar la política exterior de la presidencia, con una clara intención de concentrar el poder de decisión en los niveles más altos de la administración Trump.
La forma en que se ejecutó el despido masivo ha causado indignación puertas adentro. Los funcionarios afectados recibieron un correo electrónico pasadas las 4:00 p. m., donde se les informaba que tenían apenas 30 minutos para recoger sus pertenencias y desalojar sus oficinas. A quienes no estaban en las instalaciones, se les pidió coordinar por correo la entrega de sus dispositivos y el retiro de sus objetos personales.
El asunto del mensaje era claro: “Regreso a su agencia de origen”, lo que deja ver que gran parte de los suspendidos estaban comisionados temporalmente desde otras agencias del gobierno federal.
Minutos antes del envío de estos correos, Rubio sostuvo una reunión privada con los directores principales del NSC. Aunque ya se rumoreaba una reorganización, nadie esperaba una ejecución tan inmediata y drástica, menos aún en la víspera de un fin de semana largo por el Memorial Day.
Entre los suspendidos figuran tanto funcionarios de carrera como nombramientos políticos realizados durante la gestión Trump. En semanas recientes, muchos de ellos habían sido entrevistados nuevamente por la Oficina de Personal Presidencial, como parte del rediseño interno del Consejo. Una de las preguntas clave durante esas entrevistas fue qué tamaño consideraban “adecuado” para el NSC.
Este organismo ha sido tradicionalmente una pieza esencial para la coordinación de la política exterior estadounidense, compuesto por expertos provenientes de distintas agencias. Pero en esta nueva etapa, su rol está siendo reducido significativamente.
El movimiento se da después de la salida de Mike Waltz, quien dirigía el NSC y perdió influencia tras un grave error: incluyó por accidente a un periodista en un grupo de mensajería donde se discutían operaciones militares confidenciales. Ya antes de ese incidente, su relación con figuras clave de la Casa Blanca era tensa, y su despido fue impulsado por sectores de la ultraderecha que lo acusaban de falta de lealtad al presidente.
Waltz será ahora nominado como embajador ante la ONU, mientras Marco Rubio ocupa su puesto en calidad de interino.
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