Más de 22.000 líneas telefónicas en esta región están averiadas. Usuarios coinciden en que los reclamos en la oficina de Cantv se quedan sin respuestas
Por Lidk Rodelo | Mundo24
Guarenas.- Entre cuatro y siete años es el tiempo que llevan sin telefonía fija e internet, tanto sectores populares como urbanizaciones del eje Guarenas-Guatire, en el estado Miranda, debido al hurto de los cables de la empresa de telecomunicaciones Cantv.
En una asamblea de usuarios afectados celebrada a finales de 2019, se conoció que al menos 22.000 líneas telefónicas estaban averiadas en esta región mirandina.
Además de las áreas residenciales, las instituciones gubernamentales, hospitales, colegios, cuerpos de seguridad y rescate, centros comerciales y zonas industriales de Guarenas y Guatire están sin servicio de telefonía e internet.
Entre los sectores afectados de Guarenas destacan Las Clavellinas, Trapichito, Los Naranjos, Ruiz Pineda, Güeime, Oropeza Castillo, El Calvario, Pueblo Arriba, Nueva Casarapa, Terrazas de Vicente Emilio Sojo, Los Girasoles, Villa Panamericana, entre otros.
Mientras que en Guatire, permanecen sin acceso a las telecomunicaciones vecinos de Castillejo, La Rosa, El Ingenio, El Rodeo, El Marqués, 23 de Enero, Terrinca, Quemaíto, la Carretera Nacional, Las Flores, entre otros.
Reclamos sin respuestas
Usuarios refieren que durante todos los años que llevan sin servicio no han obtenido respuestas a los reclamos realizados en la oficina de Cantv, ubicada en Guarenas, en los que solicitan la reposición de las líneas de telefonía e internet.
«Allí uno ve gente de todos lados haciendo el mismo reclamo. En El Calvario tenemos seis años ya sin teléfono y sin internet. Sin embargo, yo he seguido pagando la factura para no perder la línea, porque aunque no tengo servicio, me facturan mensualmente», detalló Ana Molina.
Así como ella, Analía Ruiz, afectada de la zona de Güeime, pidió celeridad a la empresa Cantv para que reponga las líneas.
«Yo vivo en un barrio donde no hay señal de nada y tengo a mis hijos en el exterior. Para poder hablar por videollamada con ellos y ver a mis nietos tengo que bajar al centro de Guarenas y recargar grandes cantidades de saldo en el celular, porque en mi casa estoy prácticamente incomunicada. Esto es algo insólito en cualquier país cercano, pero aquí pasa a pocos minutos de la capital. Imagínese en el interior», apuntó.
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