En medio de las intenciones de la administración Biden por limitar la entrada no autorizada de migrantes venezolanos a Estados Unidos y ofrecer alternativas legales, las cifras revelan una alarmante realidad: aproximadamente 50.000 migrantes venezolanos cruzaron ilegalmente hacia Estados Unidos en el mes de septiembre, según estadísticas preliminares del Departamento de Seguridad Nacional obtenidas por CBS News. Este número récord pone de manifiesto la gravedad de la situación.
Las cifras agravan aún más la estrategia migratoria de la administración Biden, ya que Venezuela se niega a aceptar deportaciones estadounidenses y México ha acordado recibir solo a un número limitado de venezolanos. Como resultado, la mayoría de los migrantes quedan en libertad cerca de la frontera y muchos se dirigen hacia ciudades lideradas por demócratas como Nueva York y Chicago, lo que ejerce una presión adicional sobre estas localidades ya afectadas por la llegada masiva de inmigrantes.
En un día, se reportaron hasta 3.000 ingresos ilegales de venezolanos a Estados Unidos, según datos proporcionados por el DHS. Esta situación supera el récord anterior registrado en septiembre de 2022, cuando cerca de 34.000 migrantes venezolanos ingresaron ilegalmente al país.
La crisis migratoria que enfrenta Estados Unidos con la llegada masiva de migrantes venezolanos ha complicado la estrategia del gobierno de Joe Biden. Más de siete millones de venezolanos han abandonado su país debido a la crisis política y económica que atraviesa desde hace varios años. Aunque en un principio buscaron establecerse en países de la región, en los últimos dos años han emprendido una nueva migración hacia Estados Unidos, atravesando la selva del Darién y otros países de la región en busca del llamado «sueño americano».
En septiembre, solo en el cruce de la selva del Darién, más de 75.000 migrantes venezolanos lograron atravesar, constituyendo la segunda cifra mensual más alta jamás registrada, solo por detrás de los 82.000 cruces reportados en agosto. En lo que va del año, más de 400.000 personas han atravesado esta jungla a pie.
Adam Isacson, analista de migración de la Oficina de Washington para América Latina, advierte que las opciones disponibles para detener el flujo migratorio venezolano hacia Estados Unidos son limitadas. Dado el número de migrantes, las autoridades estadounidenses no pueden deportarlos a Caracas debido al peligro que correrían. Además, los centros de detención de inmigrantes en Estados Unidos tienen capacidad limitada.
Ante esta situación, algunos defensores de los migrantes han instado a la administración Biden a aumentar el límite mensual de 30.000 para el programa que permite a los venezolanos y otros inmigrantes ingresar legalmente al país con patrocinadores estadounidenses. Asimismo, funcionarios estadounidenses y panameños han instado a Colombia a tomar medidas más enérgicas para frenar el flujo migratorio en la región del Tapón del Darién. Sin embargo, el presidente colombiano Gustavo Petro se ha negado a impedir el ingreso de migrantes por razones humanitarias, lo cual agrava aún más la situación.
La crisis migratoria venezolana continúa sin encontrar una solución efectiva y pone en evidencia la necesidad de una respuesta coordinada y colaborativa entre los países involucrados para enfrentar este desafío humanitario sin precedentes.
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