Recientemente, ha comenzado el «Viacrucis migrante» en México, una nueva caravana compuesta por más de 2.000 personas que se dirige hacia Estados Unidos.
Según informes de CNN, esta es la segunda vez en el año que se forma una movilización de este tipo desde el sur de México. Los migrantes, pertenecientes a una veintena de nacionalidades, harán su primera parada en la comunidad de Álvaro Obregón, ubicada a 18 kilómetros de Tapachula, donde pasarán la noche antes de continuar su viaje el martes.
Esta caravana exige al gobierno mexicano que les permita pasar por el país para llegar a la frontera con Estados Unidos. Sin embargo, el gobierno mexicano ha declarado que no aceptará el retorno de migrantes que hayan recibido órdenes de Texas para abandonar Estados Unidos, tras la aprobación de una ley que permite la deportación de inmigrantes ilegales.
La ley, conocida como SB4, permitiría a la policía arrestar a migrantes que crucen ilegalmente la frontera desde México y ordenar su deportación. A pesar de la oposición de tres jueces liberales, el Tribunal Supremo de EE. UU. ha permitido que la ley entre en vigor mientras continúa el proceso legal en las cortes inferiores.
Estas medidas, impulsadas por el gobernador republicano Greg Abbott, son parte de los esfuerzos para controlar el flujo migratorio en la frontera con México. Abbott ha expresado su determinación de proteger el estado y el país de la crisis en la frontera que, según él, se ha intensificado bajo la administración de Joe Biden.
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