En una muestra fervorosa de fe, cientos de feligreses se unieron este miércoles para acompañar al Nazareno de San Pablo, la principal advocación de Jesucristo en Venezuela, durante su tradicional procesión en Caracas. Esta manifestación religiosa se llevó a cabo como agradecimiento por los milagros que, según creen, ha realizado, así como para solicitar bendiciones para ellos mismos y su país.
El Nazareno, con una expresión de sufrimiento y cargando una cruz, fue llevado en hombros sobre una plataforma adornada con miles de orquídeas desde la Basílica de Santa Teresa, uno de los templos católicos más prominentes de la capital, hacia una plaza pública cercana. Allí, se celebró una misa presidida por el cardenal Baltazar Porras, arzobispo metropolitano de Caracas.
Durante la ceremonia, el cardenal describió el evento como un «encuentro sanador» con el Nazareno, al que se le pidió que otorgara «la salud del alma y del cuerpo para superar los peligros». «Cura a los enfermos, da libertad a los encarcelados, conforta a los afligidos, acuérdate de los que migran, fortalece nuestras debilidades y danos paz. Intercede por nuestra patria, Venezuela», expresó Porras ante los fieles, muchos de los cuales vestían prendas de color púrpura.
La venerada imagen, llegada a Venezuela desde España a principios del siglo XVII, fue inicialmente instalada en la iglesia de San Pablo, hoy desaparecida. Según la tradición, en 1696, durante una epidemia llamada «vómito negro», el Nazareno realizó su primer milagro al hacer tropezar con un limonero, cuyos frutos fueron utilizados para elaborar un jugo que supuestamente erradicó la enfermedad. Desde entonces, el Nazareno es considerado el santo más milagroso en la historia venezolana.
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