El número de bajas es casi igual al de un ataque similar en diciembre, también reivindicado por el grupo Jaish al-Adl, que fue seguido por ataques aéreos de represalia contra Pakistán.
Los ataques yihadistas en el sureste de Irán mataron a 10 miembros del personal de seguridad iraní, según informaron los medios estatales el jueves, duplicando la cifra anterior. Estos combates tuvieron lugar en la provincia de Sistán-Baluchistán, que ha enfrentado disturbios durante años debido a bandas de narcotraficantes, rebeldes de la minoría baluchi y extremistas musulmanes suníes.
El viceministro del Interior, Majid Mirahmadi, señaló que cinco miembros del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica y de la policía murieron en los ataques. Afirmó que los terroristas tenían la intención de tomar bases militares y que ninguno de ellos sobrevivió a los enfrentamientos.
El grupo yihadista Jaish al-Adl tiene su base en Pakistán y fue responsable de un ataque en diciembre que resultó en la muerte de 11 agentes de policía en la ciudad de Rask. Esta organización está clasificada como «terrorista» tanto por Irán como por Estados Unidos.
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