Ana Estrada, una peruana de 47 años, se convirtió en la primera persona en Perú en acceder a la eutanasia después de luchar durante mucho tiempo por su derecho a una muerte digna. Había sufrido durante décadas de una enfermedad degenerativa progresiva y, finalmente, logró que el Estado reconociera su derecho a decidir sobre su propia vida.
Su abogada, Josefina Miró Quesada, explicó en una entrevista que Estrada había peleado no solo por su propio derecho a una muerte digna, sino también por el de los demás. Ella buscaba libertad de pensamiento y la capacidad de decidir por sí misma, sin importar lo que dijeran los demás.
Después de un largo proceso legal, Estrada finalmente pudo ejercer su derecho fundamental a una muerte digna y falleció el domingo, en pleno control de su autonomía. La eutanasia se llevó a cabo de acuerdo con un plan y protocolo aprobado por EsSalud, el seguro social estatal, tras una histórica sentencia que respaldó su derecho.
Estrada, que padecía de polimiositis desde los 12 años, se convirtió en un símbolo de la lucha por la eutanasia en Perú y abrió un debate en la sociedad. Su caso permitió que la justicia peruana reconociera por primera vez el derecho de todos a morir con dignidad, marcando un hito en la región.
Su legado perdurará en la mente y el corazón de muchos, y su familia agradeció el apoyo y solidaridad recibidos. Otras personas, como María Benito, también esperan que EsSalud cumpla con la sentencia judicial que autorizó la eutanasia en el país.
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