En un mitin reciente en Carolina del Norte, el candidato republicano Donald Trump intensificó su retórica de campaña a pocos días de las elecciones, prometiendo un «día de la liberación en Estados Unidos» si es elegido presidente el 5 de noviembre. En su discurso, Trump criticó a la vicepresidenta Kamala Harris, afirmando que ella lo comparó con Adolf Hitler, lo que calificó de hipocresía viniendo de alguien que aboga por la unidad.
Trump también resaltó sus planes para lanzar «el programa de deportación más grande en la historia de Estados Unidos», prometiendo «rescatar» a ciudades y pueblos que, según él, han sido «invadidos» de una forma equivalente a una «invasión militar».
Aunque Harris no ha llamado a Trump «Hitler» públicamente, en ocasiones lo ha descrito como «fascista» y lo considera una amenaza para la democracia estadounidense, especialmente en respuesta a informes que sugieren que Trump habría admirado la lealtad de los generales nazis hacia Hitler. Trump ha negado estas declaraciones.
A medida que se acercan las elecciones, el discurso de Trump refleja una estrategia orientada a temas de inmigración y seguridad fronteriza, que han sido claves en su retórica de campaña.
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