Gabriel Golindano, de 31 años y originario de Maturín, murió mientras dormía en su apartamento de Dallas el pasado 8 de mayo. Una bala perdida lo alcanzó en la cabeza tras atravesar el techo del piso inferior, durante un tiroteo dirigido a otra vivienda en el mismo complejo.
Gabriel y su pareja, Joana, tenían apenas seis meses en EE. UU. buscando refugio y un futuro mejor. Él trabajaba como ayudante de panadero mientras tramitaban su asilo.
“Solo trabajábamos y regresábamos a casa. Nunca nos imaginamos algo así”, dijo Joana, devastada.
Desde Venezuela, su madre, Nerys Ceballos, pidió ayuda para repatriar el cuerpo de su hijo:
“Mi hijo no merecía morir así. Solo quería salir adelante”.
La policía de Dallas aún no ha realizado arrestos, y la comunidad venezolana ha iniciado campañas para cubrir los gastos funerarios.
Mientras tanto, Joana enfrenta el dolor de la pérdida y la incertidumbre de un futuro sin él.
🕯️ Gabriel no era un número más. Era un migrante, un trabajador, un hijo, un compañero.
¿Qué opinas de esta tragedia? ¿Qué más se puede hacer por nuestros migrantes?
✍️ Comparte tu opinión en los comentarios.
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