Trump aprieta el puño: golpea a Maduro y pone en jaque el petróleo venezolano

WASHINGTON (United States), 23/05/2025.- US President Donald Trump before signing executive orders on nuclear energy in the Oval Office of the White House, Washington, D.C., USA, 23 May 2025. Trump signed a total of five executive orders aimed at easing restrictions and expanding the nuclear energy industry. EFE/EPA/SAMUEL CORUM / POOL

Donald Trump ha activado una estrategia de presión implacable contra el régimen de Nicolás Maduro, orquestada desde el Departamento de Estado por Marco Rubio. Mientras la Casa Blanca endurece el cerco, el chavismo pierde oxígeno en su negocio más vital: el petróleo.

El último conflicto interno en el equipo de Trump lo desató Ric Grenell, enviado especial del expresidente, quien intentó convencerlo de extender la licencia de Chevron en Venezuela. Su argumento: abrir una ventana de negociación con Maduro para liberar a once presos políticos y frenar la avanzada económica de China en el país.

Pero el núcleo duro del poder republicano —liderado por Susie Wiles, Scott Bessent, Chris Wright y el propio Rubio— lo frenó en seco. Lanzaron un contraataque sigiloso que incluyó un informe técnico desmintiendo el peso real de China en la industria petrolera venezolana.

El documento que llegó al Ala Oeste fue lapidario: la producción de crudo asociada a empresas chinas cayó de 172.000 barriles diarios en 2016 a un promedio estancado de 100.000 desde 2018, con apenas 40.000 barriles netos realmente bajo control de Pekín. Para una nación que consume más de 14 millones de barriles diarios, esa cifra es insignificante.

Sin inversión, sin seguridad jurídica y con infraestructura al borde del colapso, la presencia china no representa una amenaza estratégica, concluye el informe. Y con eso, la jugada de Grenell quedó anulada.

Trump, firme en su línea dura, firmó cinco órdenes ejecutivas para expandir la industria nuclear estadounidense, mientras Maduro ve cómo se desmorona su red de apoyo económico internacional. La presión sigue, y el chavismo tiembla.

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